Hace unos días leyendo los foros
de atletismo donde soy bastante asiduo me encontré con una historia de un
compañero atleta que me llamo bastante la atención. No obstante no voy hablar
sobre lo que el contaba pues eso será parte de su siguiente entrada, pero si puedo decir que me llegó a dentro y en ese
momento intenté ponerme en contacto con el para explicarle que me había gustado
lo que había comentado y que me gustaría publicarlo en mi blog siempre y cuando
el me diera permiso. El compañero atleta me dio todas las facilidades, agradeciéndome
el ponerme en contacto y me comentó que si me parecía podía comentar cada equis
tiempo sus entrenamientos y el final de esa historia que nos va ir contando.
Este compañero atleta se llama
Roberto y aquí les dejo con su presentación, en otra ocasión seguirá
escribiendo y lo que el quiera, sin conocerlo me ha demostrado que es un atleta
de raza y que vive por sus sueños….
HOLA
A TODO EL MUNDO.
Mi nombre es Roberto, tengo 38 años, soy de Salamanca,
estoy casado y tengo dos pequeños de 6 y 3 años de edad.
Llevo corriendo unos cuatro años, todo empezó cuando mi
hija mayor comenzó a moverse, por aquel entonces yo pesaba unos 86 kg y mido 1,69 cm, os hacéis una ídea
de cómo era.

Hasta unos años antes siempre había hecho mucho deporte,
pero por motivos laborales lo tuve que dejar, bueno es la excusa que casi todos
usamos cuando nos referimos a que la vida sedentaria es más cómoda (jaja), pero
en el momento en que te das cuenta de que una niña de dos años corre más que tú
y no eres capaz de pillarla te planteas ciertas cosas y fue entonces cuando fui
consciente de cómo había quedado mi condición física.
Ir al gimnasio era
impensable, por cuestiones de tiempo, vivo en una urbanización en medio de la
nada así que lo más rápido, fácil y barato era correr, y me puse a ello. Aún
recuerdo el primer día: 10 minutos y casi me muero, pero la insistencia es uno
de mis pocos dones, así que seguí, la pérdida de peso y la ganancia de forma
física llegaron y el ánimo me fue empujando a seguir, entonces llegó mi primera
carrera, la San Silvestre salmantina, 2º bajo cero 5.000 personas y 9,5 km de recorrido
exigente, imaginaros mi cara cuando ví a tanta gente, jamás pude imaginar que
hubiera ese número de corredores por mi ciudad, de cualquier edad y complexión,
en fin estaba como un elefante en un campo de fútbol, acabé en 58 min y
fulminado, y yo pensaba que lo hacía bien. Entonces se cruzó ante mi un nuevo
reto, la media maratón, la primera vez que me lo dijo mi entrenador (un primo
de mi mujer que lleva el club de atletismo al que pertenezco) me pareció una
locura, pero me animó y me dio planes de entrenamiento, que cumplí, y 4 meses
después allí estaba yo en la línea de salida de mi primera media maratón.
Si la S.Silvestre me pareció una locura, aquello se me
iba de las manos, no por el nº de corredores si no por todo en general, allí me
llevé mi primer chasco cuando vi a tres señores de 70 años, que yo pensaba que
no sabían donde se habían metido y que aquello eran 21 km, no los volví a ver
hasta la comida que se hace tras la media maratón, 1:25 marcaron los
“abuelillos” y estaban enteros!!!!!!!, como el que se da un paseo, y yo había
marcado 1:51!!!!!!, aquello me motivó aún más, pero no por envidia ni nada de
eso, no soy de esos, sino por la pasión con la que me hablaron después de la
carrera sobre sus hazañas, 90 medias maratones, más de 20 maratones e
innumerables 10.000 y demás tipos de carreras, en fin se convirtieron en mis
ídolos, aún nos vemos en las carreras y nos saludamos con emoción.

El año siguiente fue nefasto por varias cuestiones, el
nacimiento de mi segundo hijo, problemas con el cobro de las nóminas que
acabaron en denuncias y juicios, una enfermedad grave del pequeñín, de la que
ya está perfecto gracias a Dios, y, lo peor de todo, una depresión para mi, de
la cual no he salido y aún me queda bastante. Aún así seguí corriendo lo que
podía y participé en tres medias maratones, con marcas que ahora me parecen las
mejores que he hecho nunca y ninguna bajó de 1:55, pero las sensaciones de
satisfacción fueron inmensas por lo que había en mi vida.
Y llegó el 2013. Mi mejor año en lo deportivo de momento
van dos 10.000 con mejor marca personal (48 y 44) y dos medias con mejora
importante (1:42 y 1:36).
En todo este tiempo que llevo corriendo he aprendido
muchas cosas sobre el esfuerzo, la pasión, la recompensa, pero sobre todo he
aprendido a disfrutar, he conocido a un montón de gente que son auténticos
héroes y ganadores a los que nunca les darán una medalla de oro, pero que
consiguen las de platino que son las mejores, las que no se ven en el cuello,
pero sí en el corazón, gente humilde y he conseguido que lo que era una afición
se haya convertido en una terapia para mi enfermedad, ya que cuando corro mi
mente fluye libre y me lleva a lugares en los que nunca he estado, pero en los
que algún día estaré, pero eso es otra historia que dejaremos para otro
día………..
Hasta aquí la primera entrada de rodrigo, en
la siguiente nos irá contando un poquito mas, le agradezco de corazón el querer
compartir con nosotros parte de su vida.
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