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sábado, 2 de marzo de 2019

mi sueño hecho realidad, mi primer maratón. Sevilla ´19

 

Buenas amigos/as,  hoy voy a compartir la crónica de un gran luchador, de un guerrero, David, nombre de rey de atletas, nombre de atleta ganador y apellidado Velasco. Un atleta humilde, ilusionado donde nunca hace ruido pero interiormente es un volcán lleno de sentimientos e ilusiones.

Aquí su crónica de su primer maratón, Sevilla…42,195 m de ilusiones, de lagrímas, de emoción de yo si puedo y donde lo hice, lo conseguí y aquí tengo la suerte de poder plasmaros lo que esta gran persona sintió y vivió en ese día.

antes de nada ¡¡ENHORABUENA ¡¡ y gracias por plasmar tus sentimientos en esta crónica.

Correr una maratón. Esta locura llegó a mi cabeza a principios de Noviembre, en una conversación con una persona muy cercana a mí. Ella se había propuesto un objetivo de cara a Febrero y se me ocurrió que la mejor forma de apoyarla era compartir con ella el esfuerzo y ponerme una meta yo también. Empecé así a mirar fechas para el maratón de Sevilla, aunque entre otras carreras como las medias maratones de Barcelona o Zaragoza. Al final decidí Sevilla, será por eso de que tiene algo “especial”. Por mi parte, ya lo había comprobado hacía dos años, fui a pasar unos días a Sevilla e incluso hice los últimos kilómetros del maratón y me dije a mí mismo que tendría que volver a correr allí pero esta vez el maratón completo.

Era por tanto el momento y me puse como loco a buscar un hotel y un plan de entrenamiento. Una vez tomada la decisión solo se lo comenté a dos personas: mi novia y Horten (a la que pedí consejo y no dudó ni un segundo en decirme que me animara y que lo iba a conseguir).

Así llegó el momento de empezar con el plan, era la segunda semana de Noviembre. Al principio, tiradas de más de 10 kilómetros, algunas series largas, los entrenamientos cada vez más largos, y a mí me dolía todo. Pasé de hacer 40 o 45 minutos tres o cuatro veces a la semana sin ningún objetivo ni presión, a hacer entrenamientos de más de una hora.

Dos semanas después llega el viaje a Valencia con los “Runners” esto supuso un punto de inflexión en mi preparación, las emociones que vivimos ese fin de semana; el primer maratón de Sergio, de Jose (Wana) y de Anita, el segundo de Horten, el maratón de Anvi ( ay, Anvi, lo que sufrimos contigo), Teko a la ayuda de Anvi y finalmente acompañando a Sergio y como colofón el maratón de David (que encima hizo un marcón televisado). Para mí fue como si de repente del Sábado que salimos al Domingo que volvimos hubiera entrenado dos o tres semanas seguidas, algo en mi cabeza hizo “click”, y pensé: “con este subidón para Sevilla”.

A la semana siguiente, hablé con David (Coleta) y le expliqué lo que quería hacer, el tiempo que llevaba preparándolo y no dudó en ningún momento en ofrecerme su ayuda y un plan de entrenamiento. Cada semana me preguntaba el número de días que podía entrenar y adaptaba el plan a mis ritmos y al tiempo disponible.

Siguieron pasando las semanas y llegó Navidad, cogí vacaciones y empecé a quedar para entrenar con el grupo, al ver cómo eran mis entrenos se extrañaron y ya no hubo más remedio que contarlo: “vamos a Sevilla, ¿Se viene alguien?”. Con la ayuda de todos (no los nombro, porque creo que he rodado con casi todos en las semanas de navidad) me acompañan en los rodajes; unos 30 min, otros 12 o 13 kilómetros, cada uno lo que puede y a las horas que puede. Nadie duda en aportar su granito de arena.

En Navidad fue también el momento de decírselo a la familia, al decir que tenía que contar algo en solemnes fechas pensaron que habría que sacar la mantilla e ir de boda. Finalmente supieron lo que era y a mi padre no le entusiasmó la idea, pero les convencí de que no haría ninguna locura, y que tendría cuidado.

Durante el mes de Enero no pude ir a casa, tocaba hacer los entrenamientos a solas en Ciudad Real. Se hicieron duras las tiradas de 30 km sin nadie que hiciese el camino más ameno. Ahí os eché de menos pero recordaba tiempos mejores.

Y ahora sí, con todo el esfuerzo físico y mental cumplido, llegó el momento, el fin de semana del maratón. El ambiente que se respira en una ciudad cuando hay tanta gente que tiene la misma pasión que tú es increíble, ves a la gente con sus bidones de agua el día antes en los bares, las cafeterías llenas de corredores cada uno con sus rutinas, zumos, cafés, tostadas, cereales… (Ni una napolitana jajaja). Reuní en un bloc de notas del móvil todos los consejos de que me distéis cada uno e intenté que no se me olvidara ninguno, los repasaba una y otra vez.

El día D. Son las 5:30 de la mañana del día 17 de Febrero, suena el despertador en una habitación del barrio de Santa Cruz de Sevilla. Hay que levantarse para desayunar, hoy toca la tirada más larga de todas, hoy es día de cumplir un sueño: “¡hoy hay MARATÓN!”

Después de desayunar y ponerse “el traje de luces”, nos encaminamos hacia la salida del maratón, son las 7:30 de la mañana, queda una hora para empezar, en cada bocacalle de Sevilla, nos juntamos cada vez más gente que va “bajando” hacia el mismo punto.

Empieza a sonar la música, se oye al speaker (comento en tono de broma: “igual es Sergio con el micro que se ha venido a pasar el finde por sorpresa”). Llegamos a la zona de los cajones, ya no dejan pasar acompañantes, así que es la hora de quitarse el chándal y de hacerse última foto antes de empezar. La suerte está echada.

Se da el pistoletazo de salida a las 8:30, empiezan a salir los cajones, yo estaba en el último, poco a poco andando cada vez más deprisa hasta que comenzamos a dar zancadas, arranco el tractor y comenzamos a correr, pasamos por el arco de salida y ponemos el cronometro en marcha.

Los primero kilómetros intento no subir el ritmo, voy manteniéndolo en torno a 5:40/5:50 min el kilómetro, según lo entrenado, van pasando los kilómetros, nos dirigimos hacia la cartuja, para dar la vuelta y volver a la ciudad, no se me olvida beber en cada avituallamiento (quizás es mucho, pero uno de mis temores era quedarme deshidratado ya que hacia más calor según avanzaba la mañana, y eso podía trastocar los planes). En La Cartuja damos la vuelta y volvemos por el barrio de Triana a la ciudad, van pasando los kilómetros, por el kilómetro 12 oigo mi nombre, mi novia está allí dándome ánimos. Todos esos momentos en los cuales tiene un empujón extra de la gente, mi mente los para y me digo a mismo guarda fuerzas que aún queda para llegar, pasamos el medio maratón creo que en 2:01, con buena cara y buen ánimo y al ritmo previsto, compruebo si hay algún dolor, nada, todo bien, todo en su sitio, venga siguientes 9 kilómetros hasta el 30.

Buenas avenidas para correr, la compañía del club “Carros de Fuego” de Sevilla que van empujando carros con niños y llevan puesta música en un altavoz, su bandera del Betis atada al carro y mucho cachondeo (van como 7 u 8 personas alrededor), el estadio del Sevilla, centros comerciales, la fábrica de Cruzcampo, también empiezas a ver a la gente que se empieza a quedar descolgada, esto es duro, adelantas a gente que ya va andando.

Entro en el kilómetro 30 (conocido como el muro), ya llevas 3 horas luchando, piensas que en los entrenos has llegado hasta aquí, no he hecho ningún metro más, veremos a ver qué pasa. Vuelvo a pensar en cada zancada, ya algunas molestias al pisar en las piernas, algún dolor, pero nada que no sea soportable. “Una horita queda, una horita, lo más bonito” me repito para animarme.

Avanzamos y llegamos en el kilómetro 32/33 más o menos al campo del Betis, giramos y lo dejamos a la izquierda, encaramos la Avenida de las Palmeras, en el kilómetro 34 al paso por la Plaza de España, sé que me están esperando para animarme, no queda nada para llegar allí, 5 minutitos, paso al lado de mi novia que me espera al final de la plaza, la tiro los manguitos y la braga del cuello y la grito: “estoy reventao” y a partir de aquí los kilómetros se me hace un pelín más largos el ritmo baja como unos 15/20 segundos.

A partir del kilómetro 35, llega para mí de verdad el temido muro, las piernas no van tan deprisa como quiere la cabeza, empiezan a pesarme los kilómetros en las piernas, mi cabeza va bien y me digo bueno no hay prisa, vamos despacito kilómetro a kilómetro que ya nos vamos metiendo en el centro de la ciudad, aflojo un poco el ritmo, 6:30/6:40, según vamos corriendo la gente se agolpa alrededor, voy chocando las manos a todos los niños que lo piden con una sonrisa, hay gente que se queda andando, parada con calambres. Van pasando los kilómetros lentamente, pero pasan, el 38, el 39, me acuerdo de las palabras de Sergio el fin de semana anterior: “cuando veas que no puedes con las piernas piensa en la gente que cree en ti y en los que no creen también para que cuando llegues les des con la medalla en las narices. Acuérdate del Sargento que nos empuja desde arriba”.

Llegamos al 40, estamos en la calle de la Giralda, ya no queda nada apenas dos kilómetros, cojo el último avituallamiento, miro el pulsómetro 216, voy bien, con dolores en las piernas pero bien, decido aflojar todavía un poco más para que entre ese último trago de agua hasta la meta…

Kilómetro 41, giro hacia el parque de Maria Luisa, ya que sí que estoy llegando, en la última rotonda, dentro del parque una última sorpresa, escucho mi nombre, me giro y veo a mi novia allí gritándome, me salgo de la trazada, me está grabando me acerco y doy un grito de “¡Vamos!” ya llegamos, vuelvo a coger el trazado y a encarar la última recta, se ve la meta al fondo, con una sonrisa. La meta cada vez más cerca, la alfombra azul, el crono, los gritos de la gente, el speaker (confirmado, no era Sergio), últimos metros, cruzo la línea, paro el reloj, 4:15:30.

Me paro y rompo a llorar. He conseguido un sueño para mí, terminar un maratón, algo impensable hace unos meses. Empiezo a caminar despacio hacia adelante buscando algo de beber, estaba seco, el calor ya apretaba, una voluntaria se me acerca, me cuelga la medalla y me da la enhorabuena, me ve llorando y sonríe, “es el primero, es el primero” la contesto.

A partir de aquí ya son todo llamadas de teléfono, mensajes, felicitaciones. Voy caminando solo buscando la salida, pensando en lo que había hecho, lo que había conseguido, tanto esfuerzo, tantas horas, tanto frio que he pasado, ha merecido la pena.

La satisfacción es personal, un reto. Para la gente que no le guste correr, pensará este está loco 4 horas corriendo ¿para qué? Un dolor de piernas, una lesión, para no poderse mover en una semana. Qué tontería.

Pues es mi tontería, de lo orgulloso que me siento por haberme propuesto una cosa y haberlo podido hacer, luchándolo claro está, pero al fin terminada.

Escuchaba a más gente que estaba allí que acaba de terminar, “puff no vengo más”, “quién me mandará a mí”. Oye, pues yo ya estaba pensando en Valencia. ¿Quién se apunta?

Vosotros ya lo sabéis: “El dolor es pasajero, pero la gloria es eterna”.

 

David Velasco Martín

 

Emoción, orgullo, gratitud y algo de pena… algo así siento en estos momentos al pensar lo que has hecho hace unos días en Sevilla, en esos 42,195 m que tan bien conocemos algunos del equipo y que ahora también conoces tú.

Emoción: lo dije asi porque son meses entrenando, días duros y algunos mas, días donde parece que merece la pena y otros donde piensas que cojones hago yo haciendo esto. Pero cuando quedan días, horas, minutos…cuando estas en la linea de salida es tu momento, es tu premio porque creo que simplemente ponerse en la línea de salida en un maratón es de ser unos ganadores y campeones con todo merecimiento sin dar una zancada.

Gratitud: Gracias David por ese cariño que siempre me demuestras, por ese mensaje tan bonito que me regalaste a la vuelta de Valencia donde me dejaste sin saber que decir y donde me hiciste emocionar con todo lo bonito que me dijiste y por todo lo que vivimos en ese finde con la familia de los Runners en esa ciudad tan bonita pero sobre todo emotiva por lo que significa para los corredores.

Algo de pena: Pues si te soy sincero un poco pero… ¿sabes el motivo? pena por no coincidir mas contigo porque eres una de esas grandes personas que aunque no nos hemos visto tantas veces se que eres como demuestras e imagino, una persona grande, muy grande y que hace y dice las cosas desde el alma y el corazón y no todo el mundo es así pero en esta familia de corredores tan dispares tenemos esa suerte de compartir tantos corazones y personas tan así, tan como tú.

simplemente gracias por hacer que las lágrimas vuelvan a brotar y compartir esta crónica tan bonita, nos vemos pronto…muy pronto.

 

 

sigue tu ritmo y llegarás a tu meta. hoy blog de DAVID VELASCO

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